Hace unos meses decidí enfocarme en conocer más de mí.
De mis lecturas de Campbell y Vogler, las clases de guionismo y los recorridos por la literatura y el cine, aprendí que la vida es un viaje: comienza con un llamado a la aventura, rechazamos el llamado, pero más tarde o más temprano, estamos obligados a escucharlo. Hay que romper con el mundo ordinario y comenzar a atravesar umbrales, custodiados por terribles guardianes. Solo cuando entramos en la cueva más profunda y enfrentamos nuestra sombra, podemos alcanzar la meta, el propósito. Entonces, redimidos, logramos renacer y hacernos con el premio de nuestra verdadera esencia. Este proceso es conocido en la literatura y el cine como “el viaje del héroe”. Todos hacemos ese viaje, una y otra vez, a lo largo de nuestra vida. Pero en esta segunda mitad, tengo la madurez para hacerlo de manera consciente.
En este proceso de búsqueda, descubrí el poder que se esconde en la genealogía. Ser emigrante me hizo ahondar en mis raíces. El destierro te mueve el piso, te arranca del suelo y te lanza al viento sin norte. Flotas como una rama perdida, desprendida del árbol del cual eres parte. Pierdes la familia extendida. Pierdes el lugar donde descansan tus muertos. Cruzas el umbral. Pero no siempre logras dejar de mirar atrás. Yo no lo logré. Pasaron muchos años y crucé muchos umbrales, para poder darme cuenta del tesoro escondido en mi árbol.
“LA FAMILIA ES UN ÁRBOL MÁGICO EN EL INTERIOR DE CADA UNO”
Alejandro Jodorowsky
Desde muy pequeños, nos enseñan la historia de nuestra cultura y nuestro país, sin embargo, resulta muy curioso que no prestemos ninguna atención a nuestra historia familiar. Lo que conocemos sobre nuestras familias es lo que escuchamos y observamos en los adultos que acompañan nuestra infancia. Algunos tenemos el privilegio de conocer a nuestros cuatro abuelos, unos pocos a algún bisabuelo, pero generalmente no sabemos mucho acerca de sus vidas y sus orígenes antes de que nosotros viniéramos al mundo. Yo me propuse armar mi árbol genealógico, y con ayuda de algunos mentores, lo logré lo mejor que pude.
“AUNQUE NO SABES QUE ES LO QUE BUSCAS, LO QUE TU BUSCAS TE BUSCA”
Alejandro Jodorowsky
Descubrir ese árbol trajo gratificaciones inesperadas, y también respuestas largamente esperadas.
No sé si la búsqueda del árbol me llevó a las respuestas, o si la búsqueda de respuestas me llevó al árbol. Solo sé que la conciencia de mi genealogía me ha regalado un viaje mágico a mi ser espiritual.
“LA CURACIÓN LLEGA CUANDO NUESTRA HISTORIA ENCUENTRA UN SENTIDO “
Alejandro Jodorowsky
He aquí un breve resumen de lo que descubrí:
Desde sus inicios, el psicoanálisis afirmaba que la vida psíquica de cualquier individuo se sostenía en la relación de éste con su familia, en especial con los padres. Para Freud, el carácter de los vínculos entre padres e hijos en la primera infancia, eran determinantes para su personalidad adulta.
Posteriormente, Jung expuso la existencia de lo que llamó inconsciente colectivo. Él mismo estudió a fondo su propio árbol genealógico.
En el presente, la psicología sistémica y la herramienta de las constelaciones familiares constituyen corrientes ampliamente conocidas y utilizadas en la psicoterapia familiar. Alejandro Jodorowsky acuña el término “psicogenealogía” para definir el estudio del árbol genealógico como vía de conocimiento y sanación. Pareciera haberse descubierto un tesoro de conocimientos en nuestro árbol, y creo que hoy pocos ponen en duda la influencia de la familia en la psique y en el modo de actuar en el mundo de cada individuo
Si has llegado hasta este punto te estarás preguntando: ¿Cuál es el motivo por el que puede resultar interesante conocer nuestra genealogía? ¿Se puede acaso cambiar el pasado?
Definitivamente, no. Es imposible elegir otros padres u otros abuelos, reconstruir nuestra infancia o nuestra adolescencia. Pero sí es posible cambiar nuestra forma de mirarlos.
La genealogía nos ayuda a entender la naturaleza de nuestras relaciones y descubrir las fuerzas creadoras que nuestra familia entraña. Nos desvela las dinámicas que conllevan identificaciones e implicaciones de una generación a la siguiente y que dificultan nuestra vida.
Cuando venimos al mundo ya somos parte de una familia y nos sumamos a su conciencia colectiva. Pertenecemos, por lazos sanguíneos, a un grupo familiar. Sin embargo, es la lealtad la que nos convierte en familia. Y en nombre de esa lealtad, que no es más que el sentido de pertenencia al clan, repetimos conductas, enfermedades y sufrimientos. Somos capaces de traicionarnos a nosotros mismos por quedarnos apegados fielmente a contratos inconscientes.
Los condicionamientos emocionales y de conducta grabados por nuestro linaje en nuestro inconsciente personal, el yo más desconocido y misterioso, determinan nuestra postura frente a la vida y conducen nuestros actos irremediablemente a repeticiones de patrones dolorosos en distintos ámbitos personales, de los que difícilmente podemos escapar. El análisis psicogenealógico de nuestro propio árbol, nos devela las causas originales que desencadenaron esos patrones. Su visión y comprensión ya de por si resultan sanadoras, pero podemos dar un paso más hacia la superación de esas hirientes rutinas que nos privan de vivir en plenitud y conciencia.
Sanamos el árbol con la reconciliación y la aceptación. Realizando lo que somos auténticamente. Ejerciendo nuestro destino personal. Echando luz sobre nuestras raíces
La luz sobre mis raíces ha traído luz sobre mi vida. Aprendo a mirar al pasado con la absoluta certeza de que no pudo ser de otra forma. Me reconcilio con mi niña triste, con mi adolescente herida. Agradezco mi vida, tal y como fue. Doy gracias, sin culpas ni reclamos, a mis padres, a mis abuelos, y a ese ejército de ángeles que son mis ancestros. Con ellos a mis espaldas, el viaje se hace más ligero.